Oyó un agudo y sonoro brindis. Ella observaba el salón sentada ante la atenta mirada del centinela. Debía aguantar los nervios y mantener los modales. Después de una larga e impaciente espera la puerta del estudio se abrió. Aguardaba la respuesta de su padre entre lágrimas y con el anillo aun entre sus dedos.
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