sábado, 21 de noviembre de 2009

El paisaje romántico(IV). La nieble y tiniebla.


Caspar Friedrich.- El viajero sobre el mar de nubes.
En el Romanticismo, la relación entre el hombre y la naturaleza, no es diáfana sino misteriosa. Argullol explica que el paisaje medieval estaba basado en una simbología teocrática, en la claridad y la luminosidad. El Romanticismo difumina la forma de la naturaleza. Citamos al mismo Caspar Friedrich: " Un paisaje desarrollado en la bruma aparece más vasto, más sublime, incita la imaginación (...). El ojo y la imaginación se sienten generalmente más atraídos por lo vaporoso y lejano que por lo que se ofrece próximo y claro a la mirada".
Este es uno de los cuadros que he visto que más me gustan. Además, se da otra característica de la que habla el libro: es el tema de la contemplación. A los románticos les gustaba dibujar a personajes contemplando la naturaleza. Es decir, dibujaban la contemplación de la contemplación.
Con esta entrada termino el apartado del paisaje romántico aunque el tema da para mucho más. 

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