lunes, 22 de marzo de 2010

Compartimos el aire




 
  
 
Después de ver videos como éste uno piensa: ¡qué dura que es la vida joder!¡qué injusta!. Pero, ¿y qué nos creíamos, que la vida era un jardín perfecto? ¡Pues qué equivocados que estábamos! Desde pequeños nos venden que todo es bonito, feliz, alegre, que para todo hay remedio,… Vivimos pensando que somos eternos, y si no es así, que nuestra muerte ya llegará, como algo lejano. Pero lo que no sabemos es que a lo mejor hoy estás de lujo y mañana tienes un accidente, o enfermas, o eres  el irresponable que va transmitiendo el SIDA a todo lo que se mueve pensando que eres el rey del mambo sin saberlo. No sabemos que al otro lado del mundo hay, pero ¡qué demonios!, al otro lado de Gibraltar hay miles de violaciones de niños y niñas. Mujeres que matan a sus hijos para que no sufran la enfermedad, que son maltratadas, que viven en constantes guerras. Caminamos respirando tranquilamente mientras otros rezan por respirar cada instante de cada segundo. Creemos que habitamos en una sociedad perfecta, justa; y no es así. Vivimos sumidos en un capitalismo profundo y egoísta. El dinero lo mueve todo, absolutamente todo  y no hay manera de frenar a sus líderes, es decir, a los nuestros. Incluso dentro de nuestra sociedad hay demasiadas vidas rotas por el dolor y el sufrimiento. Y lo peor de todo es que lo sabemos todo, y no hacemos nada al respecto. Negamos la realidad completamente. No somos capaces de asumir lo que hay. No somos capaces de asumir que la Naturaleza es caótica, que no es alegre, que el mundo no se rige por nuestras leyes sino que simplemente, no se rige y ocurre.



Aun después de todo esto es increíble el comportamiento de muchos, de la mayoría. Cuando veo a la gente haciendo el imbécil mientras lleva el pedo del siglo, lo único que siento es vergüenza ajena. No hay más. Me da asco mirarles y ver como sonríen como gilipollas fumándose porros y llenándose los pulmones y el hígado de mierda mientras beben y se pudren en el sitio más raro y cutre del planeta. ¡Bah! Desde pequeños nos dicen que nos cuidemos, que hay que pasárselo bien pero con moderación y todo con moderación y con límites, que pagaremos las consecuencias si no lo hacemos. Pues nada, media juventud a beber, emborracharse y fumar hasta que les estallen los pulmones mientras tienen a su familia, a sus amigos, conocidos, muriéndose de cáncer o cualquier otra enfermedad. Mientras que unos se mueren, su única preocupación es ligarse a las tías buenas y ser los chulos del barrio. Gastamos nuestro dinero en intentar centrarles y todavía algunos se burlan de nosotros. Y aun habrá alguno que dirá que se quiere morir después de tanta juerga y depresiones consecuentes de la droga. Cuando oyes eso lo único que piensas es: “¡Cállate, porque algunos quieren vivir y no pueden! ¡Dejate tus gilipolleces para otro gilipollas!



Pero, en cambio, cuando vas a un aeropuerto, a un colegio, a cualquier sitio digno; y ves a familias enteras reencontrándose, abrazándose, a niños corriendo detrás de una pelota apasionadamente, a chavales jóvenes estudiando para ser alguien y ayudar a la sociedad, a personas mayores superándose cada día, a enfermos saliendo adelante, etc... es entonces cuando piensas que tu trabajo tiene sentido, que la vida tiene sentido, que existe la sociedad, el progreso, el amor,… Eso para mí es la felicidad y la verdadera sociedad. Después de todo, hay que respirar cada instante, cada segundo,  valorando y disfrutándolo todo hasta que “se rompa el aire”.


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