miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lover of the Light

Me desperté temprano aquella mañana risueña en medio de la luz. No podía dormir ni tenía ganas. Un cierto nervio me temblaba y recorría todo mi cuerpo a la vez que la calma y las brisas mañaneras me tranquilizaron momentáneamente. El calor de las sábanas me atrajo y me refugié en ellas durante varios minutos. Pensativo, permanecí entre algodones durante un buen rato. No obstante, los primeros rayos de sol que se asomaban por la ventana  me recordaron que había que levantarse. Empezaba un nuevo y esperanzador día.

Me levanté con tranquilidad, más atento y nervioso de lo habitual; fijándome en cada detalle, en cada color, textura y olor de mi alrededor. Todo parecía cobrar un sentido fuera normal, como si estuviera preparado a la espera de que algo sucediera. Quise observarlo todo y ser consciente de cada brisa, de cada latido y movimiento que sentía en mi cuerpo. Recorría mi casa en busca de la cocina disfrutando de la comodidad de mi pijama mientras aquella canción sonaba de fondo en mi cabeza: “In the middle of the night…”. Preparé delicadamente el desayuno. Veía cómo las gotas de la leche golpeaban el vaso, cómo el pan se endurecía convirtiéndose en tostada, cómo luz se reflejaba en los cristales y llenaba de color el lugar. Sonreía y disfrutaba al ver los pequeños detalles, como si de repente descubriera pequeños universos dentro del nuestro. Pequeños mundos llenos de vida que estuvieron siempre ahí y que, hasta ese momento,  nunca me llamaron la atención. “Over and over”.

Sin querer derramé unas gotas de leche. Para un momento. Las observé tendidas en la madera. Me recordaban algo. Toda aquella sensación de nerviosismo escondía un miedo. Un miedo que más que nunca era muy real y posible. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y di un brinco. Las dudas empezaron a atormentarme. Las manos me temblaban y por momentos no fui capaz de sostener los cubiertos. Interrumpí el desayuno. Intentaba convencerme en voz alta de que todo estaba bien, de que todo iría bien. Lo intentaba razonar, dar una explicación sensata. Pero no había argumento posible sin que estuviera afecta por la crudeza del azar y la suerte. El pasado lejano y la posibilidad de que volviera me atormentaban. Confié en la repetición de los resultados de los últimos años. Reí en un intento de calmarme y continué el almuerzo. “Never again”.

De repente sonó el teléfono. Ahí estaba todo. Las pulsaciones se me aceleraron y me levanté  rápidamente, como el que sabe que se juega una parte muy importante de su vida. En aquel trayecto desde la cocina al teléfono el pasillo se alargó, las piernas me temblaban y cada paso era un constante esfuerzo mientras el timbre telefónico sonaba de fondo. Apenas pude pulsar el botón verde de llamada…

Lo estaba entendiendo todo, hasta que oí aquellas palabras. Luego aquella voz se difuminó en mis pensamientos y me absorbí en mi mundo. Pregunte varias veces más para asegurarme y luego le di mil gracias.

No era consciente de lo que acababa de suceder. De pronto, todo ese mundo de detalles que unos minutos antes me había asombrado pareció desaparecer. Di un par de vueltas por la casa intentando distraerme para mantener mi mente ocupada y disimular mi desconcierto aunque era imposible. Vivía en una pequeña burbuja mental que me aislaba de lo que me rodeaba y me impedía pensar con claridad. Estaba en blanco y el tiempo, siempre tan oportuno, se había parado. Me vestí básicamente porque intuía que más tarde saldría a la calle aunque no sabía para qué. Y después, seguí dando vueltas lleno de desconcierto. Curiosamente, la abstracción carecía de contenido y significado y en ningún momento supuso una ventaja, sino todo lo contrario, fue un castigo. Mi mente estaba definitivamente sin hogar y estéril de pensamiento mientras se esforzaba, en vano, por regresar. “Homeward, homeward,..

De causalidad, me topé en mi habitación con la foto de mi familia. De repente, la burbuja se rompió como un jarro de agua fría mostrándome la realidad que por momentos parecía haber desaparecido. Entró el aire y respiré fuerte, muy fuerte (“Breath in and breath out”). Eché un vistazo rápido a los álbumes de fotos. Recordé todos aquellos momentos que formaban parte de la memoria colectiva de aquella familia, especialmente de la memoria de la persona que me había acompañado desde su nacimiento. Todos esos partidos de fútbol, los domingos en la playa, los FIFAs, las discusiones, todas las bromas, las risas, las vaciladas y las discusiones, las peleas en defensa del otro, todas las cenas y las comidas, los consejos y las conversaciones,….Era el recuerdo de una vida que en parte no era la mía. Las lágrimas ya empezaban a asomarse mientras hacía un esfuerzo por retenerlas.

La voz de la llamada volvió a sonar en mi cabeza susurrando las palabras que tanto me habían colapsado. Me acordé entonces de los comienzos de mi infancia de la que apenas tengo recuerdo. Me vinieron a la cabeza todas las tristes historias que mis padres me habían contado sobre mi hermano y su estancia en el hospital, ese centro lleno de héroes que tratan de corregir las injusticias de la naturaleza. Cómo todo se torció aquella noche en la que parecía que se iban a romper nuestras vidas. Las esperas interminables de mi familia fuera del quirófano, las curas, y todos y cada uno de los resultados de las pruebas. Tantos meses de dolor y sufrimiento, tantos recuerdos que olvidar. La voz del teléfono volvió otra vez a sonar en mi cabeza, esta vez no puede evitar ni las lágrimas ni la sonrisa.

Porque llevábamos años esperando aquella noticia. Porque, con todo lo que había sufrido y soportado, mis padres se la habían ganado a pulso. Mis padres, mis ídolos,  son ejemplo a seguir hasta en estas situaciones. Porque hoy es un día para recordarlo y para celebrarlo. Hace casi 13 años a mi hermano Víctor le detectaron un tumor cerebral y no con buen pronóstico. Tras años de lucha y espera, ¡HOY A MI HERMANO LE HAN DADO EL ALTA!. Porque por fin podemos decir oficialmente que está curado. ¡Por fin!. ¡Enhorabuena a la familia!. Punto y final a un ciclo duro. “¡LOVER OF THE LIGHT!”.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Paradoja histórica

Alguien dijo alguna vez que la historia la escriben las personas. ¿Qué pasa cuando hay personas que no saben escribir?.

La lección

Quizá fue la empatía o la rebeldía, o ambas. El caso es que se inmiscuyeron demasiado en los problemas de los demás, que también eran los suyos. “No debían haberlo hecho” clamaban desde arriba, aunque desde dentro ellos se decían lo contrario. Con o sin razón, se les castigó con un simulacro de neutralidad de por medio. Luchar por los derechos estaba prohibido, pues eran privilegios según algunos, he ahí la sutil diferencia. No se sabe ni cómo ni cuando, pues todo había sucedido demasiado rápido. Las pocas voces valientes en defensa de los ajusticiados se disolvieron entre golpes. Habían armado demasiado escándalo jugando a ser héroes de primera. Quizás lo fueran, quizá no. El tiempo decidiría.

Años más tarde, víctimas y verdugos cantaban juntos, con mecheros encendidos, aquello de: “¡Hey, teachers, leave the kids alone!”.



viernes, 12 de julio de 2013

Popper y el principio de Petter

Karl Popper fue uno de los filósofos de la ciencia más importantes del s.XX. En una de sus obras principales, “La sociedad abierta y sus enemigos”, este teórico del liberalismo político intenta explicar la lenta transición desde una sociedad tribal o cerrada a las sociedades abiertas y civilizadas. La obra es un ataque a todas las formas de totalitarismo y una defensa de las democracias liberales. En el centro de esta crítica, se encuentra la filosofía de Platón, a la que Popper considera el origen del pensamiento que más tarde daría lugar a los totalitarismos contemporáneos. Hay en Platón una férrea negación del individuo y una defensa del colectivismo basada en la estabilidad y el poder del Estado. A lo largo de su pensamiento, Platón trata de responder a la pregunta “¿quién debe gobernar?”. Este planteamiento supone que el poder político es incontrolable y lo que hay que hacer es esperar a que llegue o se imponga aquel que puede salvarnos del caos. Pero para Popper, el punto de partida a considerar, es que los políticos no siempre son buenos. Es erróneo basar nuestra política en que tendremos gobernantes mejores y más capacitados. Por ello, la pregunta sensata sería: "¿En qué forma podemos organizar las instituciones políticas a fin de que los gobernantes malos o incapaces no puedan ocasionar demasiado daño?".

Para Popper, los mecanismos democráticos (voto, legalidad, gobierno representativo) son, en realidad, instrumentos para evitar la tiranía. Sin embargo, en países democráticos como España, se ha demostrado que dichos instrumentos parecen no ser suficientes. En los últimos años son precisamente, los costes creados por los errores de las decisiones de los políticos, los que han llevado al país al borde de la  quiebra. Por ello, son necesarios nuevos mecanismos de control al Estado para evitar estos errores. De entre las muchas opciones, una posible solución es limitar o establecer condiciones para acceder a ciertos cargos gubernamentales. En momentos como este, la ciudadanía se hace eco de la necesidad de estar gobernados por especialistas con un conocimiento específico sobre su campo de actuación. De ahí, que el objetivo de esta medida sea conseguir gobernantes preparados y capacitados que minimicen los costes de los errores políticos. Resulta pues, paradójico, que en plena defensa liberal de más control al poder político, como la que hace Popper, estemos buscando precisamente a los nuevos sabios platónicos. Es en esta aporía en la que nos vamos a mover conscientemente.

Hasta hace unos años, la mayoría de los ciudadanos no percibían a los políticos como un problema. Las cosas parecían funcionar con una inercia que la incapacidad de nuestros políticos parecía no alterar. En teoría, las personas que ocupan los altos cargos son los más preparados. Lamentablemente, en países como España se ha creado un problema de selección adversa en el que justamente los menos capacitados son los que ocupan los puestos de mayor exigencia. Hay cientos de ejemplos de políticos incompetentes que no están lo suficientemente preparados para desempeñar su cargo. Probablemente uno de los casos más estrepitosos es el de José Blanco, ministro de Fomento y portavoz del Gobierno en la era Zapatero. Veamos, ¿qué estudió Blanco para poder ser ministro?. Bachillerato. Ya está. Y, sin embargo, este señor sin estudios universitarios era el encargado, nada más y nada menos, de liderar la gestión de los servicios de infraestructuras de transporte, de acceso a la vivienda, de edificación,… entre otros. ¿De verdad hay alguien que piense que con sólo Bachillerato este señor estaba capacitado para un puesto tan complicado y fundamental?. ¿Qué ventajas de gestión podía encontrar nuestro ex-presidente en esta elección?. Probablemente la de tener cerca a alguien que le había ayudado activamente a lograr el poder, alguien que controlaba con mano firme la disidencia dentro del partido, o que había apartado a la "vieja guardia" de todos los espacios de influencia. Valores todos muy alejados de la dura tarea de gestión que le fue encomendada.



Pero, tristemente en el Partido Popular también tienen una amplia colección de políticos incompetentes. El caso más claro es el de Francisco Camps, hasta hace poco presidente de la Comunidad Valenciana. Este “ilustre” político estudió Derecho en su juventud. Parece que unos estudios superiores tampoco son, por si mismos, una seguridad para la buena gestión. A base de grandes eventos y construcciones megalómanas, fue capaz de cuadriplicar la deuda superando los 20.000 millones y casi sin inmutarse. Llevó a su comunidad a la ruina más absoluta sin percatarse  siquiera de la tragedia que había generado. Seguramente, al igual que Zapatero, pensaría ingenuamente que la economía se estudiaba en dos tardes… La cuestión es: ¿había alguien capaz de poner coto a ese dispendio, de enfrentarse al “Molt Honorable” y advertirle que no podía seguir gastando de esa manera?. ¿Algún ministro o asesor de Zapatero tuvo la valentía de persuadir a Zapatero para que no siguiera dándole la espalda a la realidad y negando la crisis?. No, todos callaron, bajaron las orejas y obedecieron fielmente sin rechistar. Aún se recuerda lo que le dijo Zapatero a Solbes (exministro de Economía) cuando éste le advirtió de la urgencia de reducir gastos: “No me digas que no hay dinero para hacer política”. Y eso mismo hizo Solbes. Nadie cuestiona al líder porque son elegidos precisamente para ello.

Si la ciudadanía todos estos años pensaba que políticos como estos estaban capacitados para sus puestos es precisamente porque éstos les manipulaban mediante su dominio del discurso, y la manipulación en los medios de comunicación. Se trata de auténticos sofistas capaces de justificar lo injustificable, de hablar sin decir nada, de contestar a preguntas sin responderlas. Cavernícolas intelectuales sin Ideas y sin un sólo ápice de respeto y cariño hacia el pueblo. Políticos que se quedaron en los primeros pasos del proceso dialéctico y que por saber, no saben ni lo que éste significa.

Llega el momento entonces de preguntarse de dónde vienen nuestros políticos hoy en día, ¿cómo logra acceder a la política toda esta maraña intelectual?. En su mayoría, todos ascienden desde las juventudes y fundaciones de sus respectivos partidos políticos. Por tanto, para llegar a la política ya existe un filtro ideológico y partidista. Estas academias del nuevo sofismo funcionan de una manera parecida a los mercados internos. Inicialmente, los jóvenes políticos ocupan los cargos más bajos y, poco a poco, van ascendiendo a medida que aprenden a dominar y manipular el discurso y a ganarse a sus superiores. En esta escalada, acaban ocupando cargos gubernamentales sin importar su formación académica.



Este proceso de “dialéctico” choca de frente con el principio de Peter. Este principio establece que en una empresa, todos los trabajadores ascienden hasta un punto en el que son incompetentes. Que una persona sea buena en un puesto de trabajo, no garantiza que sea buena en otro. Lo mismo ocurre en  la política. Como se ha mencionado anteriormente, los políticos ascienden desde las fundaciones de los partidos hasta los altos cargos, como la secretaría de un grupo parlamentario o, incluso, una cartera ministerial. En este ascenso, llega un punto en el que los políticos son incompetentes y sus errores generan muchos costes evitables. Por ello, la clave reside entonces,  en limitar el acceso a los niveles donde los políticos alcanzan el grado de incompetencia.

Para clarificar mejor esto, tomemos un ejemplo: la ministra de Sanidad, Ana Mato. Esta mujer estudió Ciencias Políticas y Sociología en la universidad. Desde muy joven se afilió junto con su hermano en el Partido Popular (Alianza Popular por aquel entonces). Supo ganarse la confianza y la amistad de sus superiores y fue ascendiendo poco a poco sin importar en ningún momento sus capacidades intelectuales y su preparación académica. Aprovechó así, su matrimonio con el político Jesús Sepúlveda para hacerse un hueco en la cúpula del partido. En su trayectoria política ha ocupado numerosos cargos como diputada del PP hasta que en 2012 Mariano Rajoy la nombró Ministra de Sanidad. Es en este momento en el que el Peter entra en acción. Según este principio, probablemente Ana Mato sea una persona esté lo suficientemente capacitada como para ejercer de  diputado o parlamentario, pero en ningún caso puede ser competente como Ministra de Sanidad. Ser ministro de algo tan fundamental como la Sanidad requiere una formación en gestión sanitaria y una larga experiencia en el sector. La señora Ana Mato no ha estudiado nada relacionado con gestión sanitaria y tiene cero experiencia en este campo. ¿Cómo podemos pretender que esta mujer realiza la reforma sanitaria que tanto necesita España?. ¿Qué clase de presidente del gobierno delega en plena crisis un ministerio tan importante a alguien tan poco preparado para él como la señora Mato?. ¿Estaba en ese momento el señor Rajoy pensando verdaderamente en la Sanidad o en sus amistades dentro del partido?. Por estos motivos, debemos limitar el acceso a los cargos en los que los políticos como la señora Ana Mato alcanzan su nivel de incompetencia.

Resulta curioso que en otros países como Estados Unidos o Alemania este problema de selección adversa en la política no existe, es impensable. No comprenderían por qué no son los más capacitados los que desempeñan una función. Les parece irracional lo que ocurre en España y es que, en cierto modo, lo es. Allí, a diferencia que aquí, sí que existe una cultura y una tradición de búsqueda de la excelencia, de seleccionar al mejor, al profesional, al tecnócrata. Lo importante no es la ideología o el partido del se proceda, sino la formación y experiencia. He aquí la gran diferencia. En España los partidos se han convertido en centros de poder, espacios donde alcanzar el éxito personal sin importar la formación ni los méritos reunidos. La clave no sólo reside en la ideología, sino en saber ganarte de la confianza de tus superiores y adquirir la ciencia de medrar y conspirar dentro del partido. De esta manera, y como si de una epidemia se tratara, el enchufismo se ha extendido y ha contaminado todas y cada una de las instituciones. Ya no se premia a las personas espabiladas con experiencia, capacidad crítica e inteligencia, sino a aquellos que se callan y sólo están para alabar y acatar las decisiones de sus superiores. Se ha perdido la búsqueda de la excelencia y se ha dado paso a la obediencia ciega como si de vasallos se tratase. Ello ha permitido que la partitocracia haya creado una red caciquil de contactos e intereses que ha producido una degradación enfermiza del Estado. De ahí que una de las opciones para eliminarla sea precisamente acabando con una de sus herramientas principales: la dedocracia.



Entonces, si los políticos que tenemos hoy en día no son competentes para su puesto, ¿cómo son capaces de gobernar y sacar leyes adelante?. Porque no están solos. Por cada político con un cargo que desconoce, tenemos que sumar el enorme gasto en asesores que en su mayoría sí tienen un conocimiento específico sobre dicha área. Decimos “en su mayoría” porque hay numerosos ejemplos en los que los propios asesores son aún más ineptos que los políticos a los que aconsejan. Se trata de cargos de confianza elegidos a dedo cuya elección suele ser víctima también del enchufismo. Se estima que en España hay entre 15.000 y 17.000 asesores políticos que cuestan aproximadamente 850 millones de euros. Realmente, son ellos los que gobiernan y toman las decisiones importantes en muchos casos, como los de la ministra Mato o el ex ministro Blanco. Por tanto, ¿para qué sirve el político?, ¿para qué queremos a alguien que no gobierna y que simplemente se dedica a dar voz a las decisiones de sus asesores?.

Si bien es cierto que nuestra búsqueda del gobernante sabio se presenta como imprescindible, no podemos caer en el optimismo intelectualista. Nada garantiza que el técnico no se corrompa y que no se aproveche de su poder. Por ello, como bien defiende Popper, la sociedad debe tener mecanismos democráticos para expulsar a los corruptos y controlar a los políticos. Algunos de esos mecanismos podrían ser la independencia de las instituciones y del poder judicial, leyes anticorrupción y de transparencia,… El objetivo sería cortarle los tentáculos a la oligarquía de partidos, acabar con ella y poner de una vez por todas, el poder  político al servicio de la ciudadanía.

Para acabar, es necesario aclarar que las restricciones o condiciones para a acceder a ciertos cargos políticos se deben aplicar sólo en aquellos casos no elegidos democráticamente y en los que se requiera una técnica y un conocimiento específico, como una cartera ministerial o una consejería. En cambio, en los cargos con un carácter político y elegidos democráticamente, estas restricciones no se aplicarían ya que así se garantiza el libre acceso de la ciudadanos a la política. Es el caso, por ejemplo, de los parlamentarios y de los diputados. A pesar de esto, muchos podrían calificar esta medida de antidemocrática. No se darían cuenta entonces, de que precisamente esta medida no busca el fin de la democracia, sino el mejor funcionamiento de sus instituciones. Al fin y al cabo, sólo se aplicaría a los cargos que los ciudadanos no eligen. Ahora bien, pregúntense lo siguiente. ¿Se imaginan ser operados un médico que no ha estudiado medicina?, ¿entrarían en un edificio que no ha sido diseñado por un arquitecto profesional?, ¿subirían en un avión pilotado por alguien que no entiende de aviones?, ¿a que no?. Sería irracional y muy arriesgado. Entonces, ¿por qué estamos gobernados por políticos ineptos que no conocen su puesto de trabajo?, ¿sería ilógico pedir un mínimo de formación para aquellos que sustentan cargos de tanta responsabilidad?. En resumen, la idea de todo esto es encontrar tecnócratas y profesionales que hayan completado el proceso dialéctico. Políticos con Ideas e inteligencia moral que más que ascender, deben descender para devolverle al pueblo lo que éste le dio en su día (el político de Platón descendía del Mundo de las Ideas a la Caverna para gobernar al pueblo y mostrarles lo que ha visto y aprendido). En esta aporía, mediante el gobernante platónico, estaríamos dando a la ciudadanía justamente las garantías que Popper reclama para minimizar los daños causados por el poder político y por el Estado.

viernes, 3 de mayo de 2013

El Estado de la Nación

El pasado 20 de febrero se celebró el Debate del Estado la Nación en el que es tradición que el presidente del gobierno repase su primer año de legislatura. Hace más de 12 meses Mariano Rajoy ganaba las elecciones acumulando más poder que nadie en la historia de nuestra democracia. A día de hoy, lo tiene muy difícil. Esta podría ser la conclusión, pero no el resumen. En términos generales, fue un debate con un gobierno debilitado en el que Rajoy lo único que ganó fue tiempo porque confianza, lo que se dice confianza, ya la ha perdido. Un debate en el que fue vergonzoso ver al gobierno y a la oposición enzarzarse en discusiones y acusaciones estériles. Ninguno supo analizar la situación y afrontarla como se merecía.  Aquello más bien parecía una parodia mal interpretada y alejada de la realidad. Da mucha pena. Señores diputados, da la sensación de que ustedes no acaban de entender cómo está el país, lo grave de la situación actual y a lo que nos enfrentamos.  No, no lo parece. No obstante, por si acaso no les ha quedado claro, se lo voy a explicar brevemente.

Hace un año Europa se tambaleaba, estaba a punto de caer. La Unión Europea se enfrentaba a la mayor crisis que ha experimentado desde su nacimiento y todas las semanas eran una carrera de fondo para evitar la bancarrota del euro. Una de las causas era la debilidad de los países del Sur, entre ellos España. Cada día se oían rumores de rescate y hundimiento. La prima de riesgo alcanzaba los máximos históricos de 600 puntos, aproximadamente 20 por encima de los que necesitó Irlanda para pedir el rescate. El desempleo llegaba a la terrible cifra de los 5.965.000 parados y la deuda no dejaba de subir ante la mirada preocupada de Europa y los mercados financieros. España más que nunca necesitaba un líder fuerte, un gobierno capaz y dispuesto a tomar medidas difíciles. En ese contexto Mariano Rajoy llegó a la Moncloa.


                                                       
Desde el principio no dudó en seguir las políticas de austeridad que dictaba Europa. A corto plazo sirvieron para calmar los mercados, para bajar la prima de riesgo y para mostrar que España no necesita un rescate. Pero, Señor Rajoy, esas políticas de recorte son insuficientes y escasas. Usted ha ido a lo fácil y rápido: recortar el sueldo a los funcionarios, subir el IVA, quitar recursos en educación y en sanidad, entre otros. Sin embargo, lo que realmente ha fallado no es el hecho de que los funcionarios cobren más o menos, sino el sistema. Las medidas fiscales que usted ha adoptado puede que calmen el déficit público a corto plazo, pero a largo plazo no tienen efecto alguno si no se solucionan los problemas de fondo. La verdadera causa del déficit es que tenemos un sistema completamente ineficiente y caro que hay que revisar. No sólo se trata de recortar aquí o allá, sino de cambiar lo que ha permitido el enorme despilfarro que se ha generado. No obstante, usted eso no lo ha hecho. Como le he dicho, ha ido a lo fácil, a que las clases medias y bajas soporten la crisis. Lo realmente complicado es cambiar la estructura, tener el valor de renovar el sistema y hacerlo más eficiente sin basarse simplemente en la austeridad. Usted prometió un cambio y, si lo ha habido, ha sido a peor.

En esa incesante lucha del gobierno contra el déficit, las dos partidas con mayor gasto, sanidad y educación, se llevan la peor parte. En educación somos los líderes de Europa y del mundo en fracaso escolar. La tasa de abandono es de un 28.4%, el doble de que la media europea, el triple de que lo que la Unión quiere para 2020.¿Y qué es lo que hace el ministro Wert para mejorar la educación?. Realizar una reforma más basada en la ideología que en la situación educativa actual. Entre algunas de sus medidas está la de cambiarle el nombre a dos asignaturas y darle un papel más importante a la religión. España vive la peor crisis de su historia y usted señor Wert, como solución, se encomienda al cristianismo y al recorte fácil. Desde luego es justo lo que necesitamos…



Para combatir el fracaso escolar y la baja calidad de nuestra enseñanza, usted incrementa el número de alumnos por aula y disminuye el salario de los profesores. Para acabar con el escandaloso hecho de que no haya ninguna universidad pública española entre las 100 mejores del mundo, se dedica a subir brutalmente las tasas universitarias y a recortar en becas para que así sea más difícil acceder a los estudios de grado.  En definitiva, usted es un desastre, no tiene ni idea, ni entiende la situación de las aulas. Y todavía se permite el lujo de decir que todo esto se ha realizado para mejorar la calidad educativa. Ya me explicará cómo. ¿Sabía que una mejora sustancial en la educación es una de las claves para crear crecimiento económico sostenible a largo plazo?, ¿lo sabía?. No… parece ser que no. Usted sigue aferrado a su mentalidad antigua y conservadora cada vez alejada de la realidad. Todo lo contrario de lo que necesitamos. Usted no está preparado para este cargo, debe dimitir.

El otro gran desastre es la sanidad. Tenemos un sistema, o mejor, 17 sistemas, caro e ineficiente, que genera desigualdad y despilfarro. Un sistema que es incapaz de coordinar a las distintas comunidades autónomas y en el que cada autonomía actúa a su manera buscando sus propios beneficios. Al igual que todo lo que tocan, han recortado el gasto sanitario de una manera bestial. Han querido reducir el déficit hasta tal punto que han dejado sin sanidad a los inmigrantes sin papeles. De verdad, ¡¿cómo han sido capaces de llegar hasta ese extremo?!. ¿Qué clase de Estado quieren ustedes?, ¿en qué nos hemos convertido?. Han pisoteado uno de los derechos humanos más básicos sin apenas inmutarse. ¿Qué tipo de Estado de Bienestar es ese que antepone el dinero a las personas?. Bueno, y a esto se le une la infrautilización de los quirófanos y de las instalaciones sanitarias como consecuencia de los recortes. Por no mencionar las interminables listas de espera de nuestros hospitales públicos y la caída de un 20% en subvenciones como la de los transplantes. Y no sólo eso, sino incluso han comenzando un proceso de privatización de la sanidad que amenaza el acceso de muchos colectivos a este derecho. Es impresionante cómo han sido capaces de tocar todo, absolutamente todo, hasta la salud de las personas. Además, como siempre, han tomado las medidas fáciles y sencillas, aquellas que no tocan el fondo del problema. Usted, señora Mato, tampoco ha tenido la valentía de crear un sistema público, igualitario y eficiente que dé cobertura a todos, sobre todos a los más desprotegidos. No ha sido capaz de evitar el despilfarro innecesario mediante una modernización los modelos de gestión sanitaria y farmacéutica. Pero claro, no me acordaba, usted estás más pendiente de otras cosas relacionadas con su partido. Sinceramente  usted también debe dimitir.



Como ven, han dejado las dos grandes partidas de gasto hechas un auténtico herial. Pero sin embargo, el gobierno, en lugar de asumir la responsabilidad, se dedica a  tirar la pelota a otro tejado y a echarle la culpa a la herencia recibida. Señorías, ¿cómo que “la herencia recibida”?. Les recuerdo que ustedes gobernaban en prácticamente todas las autonomías. Si no se acuerdan, vayan a la Comunidad Valenciana, a ver si se les cae la cara de vergüenza. Vean cómo sus caciques locales, con un dinero que no teníamos, pretendían impulsar la economía valenciana a través de grandes eventos y construcciones megalómanas mientras dejaban huérfanas nuestras cuentas. El resultado de todo eso, es una enorme deuda que no podremos pagar durante generaciones y que nos ha obligado a pedir un rescate al gobierno central. Después de refrescarles esto, no se atrevan a volver a hablar de herencia recibida. Ustedes podrían haberlo evitado pero no quisieron porque, por encima de todo, están los intereses de su partido.

Y ante esta penosa situación, ¿qué hace la oposición?. Pues bien, el PSOE de Rubalcaba ha pretendido ponerse la bandera de “rebeldes por la causa” cuando son los primeros responsables de esta crisis. No sólo la negaron durante años, sino que actuaron tarde y mal. Ahora para colmo, le pide al gobierno que tome las medidas que ellos fueron incapaces de adoptar cuando estaban en el poder. Señor Rubalcaba, esto no es el PSOE esperamos los ciudadanos, un PSOE serio y capaz de realizar las políticas de Estado necesarias. No pretenda dar lecciones, tenga decencia, porque ni usted mismo se cree lo que dice. Representan a una izquierda débil, dividida y muy confundida con sus ideales,  que no sabe ni adónde va ni lo que quiere. Se están perdiendo en el discurso demagogo y facilón de la izquierda más mediocre y populista intentando ganar votos a la desesperada. Una izquierda que se ha vuelto nacionalista (todo lo contrario de lo que era la Internacional, a la que tanta cantan en sus mítines y actos de partidos) y que se cree que seguimos viviendo en los tiempos de la II República. Su confusión es tal que han olvidado los principios básicos de igualdad en los que se basa su ideología. Basta con escuchar al líder del PSC defender el federalismo asimétrico. En serio Señor Navarro,¿asimétrico?, ¿eso es lo que quiere para España?, ¿dónde ve usted la igualdad en la asimetría?. Desde luego, se han transformado ustedes en un perro hambriento y sin olfato que escarba sin éxito en busca de ideas que les den de comer.



Mientras tanto, la verdadera realidad de este país muestra una situación de auténtica  alarma social. El paro sigue subiendo hasta niveles que jamás habríamos imaginado. La estampa de las oficinas de paro, cada vez más abarrotadas, es lo que mejor refleja la horrible pesadilla que vive este país. El hecho de  que una media de 170 familias sean desahuciadas a diario por los mismos bancos que rescatamos con dinero público, muestra hasta qué punto nos hemos convertido en un país miserable. Y no hablemos de  cómo la caída en las ayudas sociales ha dejado a la intemperie a cientos de familias y personas dependientes. Es triste ver cómo cada día miles de españoles, en su mayoría jóvenes, emigran fuera buscando las salidas que aquí no encuentran. Es triste ver cómo miles y miles de familias no son capaces de llegar a fin de mes. Y peor es ver cómo los comedores sociales están cada vez más llenos de familias que viven bajo el umbral de la pobreza. Da pena y mucha vergüenza. Nos hundimos y aún no hemos tocado fondo. Ya no somos una tierra de oportunidades y crecimiento y  difícilmente volvamos a serlo.

Señores diputados, esto que acabo de describir es la verdadera realidad social de este país. Miren, les voy a decir una cosa. La empatía es la capacidad que tenemos las personas para ponernos en el lugar el otro. Es lo que nos hace compartir la carga de los demás y mostrar nuestro compromiso con la sociedad. Ustedes la han perdido por completo y, con ella, toda fuerza moral para gobernar. Esa fuerza moral que te permite realizar políticas duras sin perder el apoyo completo del pueblo. En esta crisis, nos sentimos solos, engañados y estafados. Es indignante ver cómo te recortan en educación y en sanidad los mismos que están siendo imputados por casos de corrupción. Vemos cómo disminuyen la atención sanitaria y las ayudas sociales mientras los responsables directos de esta situación se van de rositas en su coche oficial y con una jubilación vitalicia. Ninguno de vosotros ha dado un paso al frente. Ninguno de vosotros ha sido capaz de asumir la responsabilidad. Todos han huido. Pedimos explicaciones y que se depuren responsabilidades y, ¿ qué es lo que hacéis vosotros?. Tiraros los trastos unos a otros. Patético. Y todavía algunos como el señor Fabra tienen la caradura de decir que “es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Si verdaderamente fuera así, ¿ no deberíamos cargar absolutamente todos con la responsabilidad?. Entonces, ¿por qué no ocurre esto?. Tengo la sensación de aquí los únicos que han vivido por encima de sus posibilidades son ustedes. Me da que ustedes se han estado aprovechando de nosotros durante mucho tiempo y han vivido a nuestra costa sin remordimiento alguno. Les voy a dar un consejo: no sigan tensando la cuerda, no lo hagan. Si lo hacen puede romperse y, créanme, ninguno de ustedes va a querer que eso ocurra…

Ahora bien, lo que ha llegado a un extremo asqueroso y denigrante, que afecta a todos los partidos en todos los niveles, es la corrupción. Llevamos años y años así. Sólo con la gran cantidad de casos de corrupción que hay en nuestro país se podría llenar un periódico entero. Es increíble, no hay palabras. Y ustedes se callan, se lo ha callado todo. No tienen decencia. Dio grima ver cómo ninguno de los presidentes de los dos grandes partidos mencionó la corrupción en el debate electoral. Y lo fuerte es que ahora, justo cuando el problema amenaza a las grandes cúpulas de los partidos, justo en ese momento, decidís sacar leyes anticorrupción. Demasiado tarde, ya no os creemos. Tenemos un sistema tan enfermo que ha llegado un punto en el cual el gobierno está más pendiente de un mafioso como Bárcenas que de sacar el país adelante. Ninguno de ustedes (si es que se merecen que les trate de “ustedes”) tiene la poca decencia de dimitir aún cuando surgen claras sospechas. En lugar de eso, se ha instalado el “resistiré”, que consiste en no dar explicaciones, en aguantar todo el chaparrón y esperar a que a la gente se le olvide para poder seguir en el cargo y gozar de los mismos privilegios. Y todo eso lo hacen a pesar de estar siendo investigados y, en muchos casos, de estar imputados.



Desde luego, está claro  que con todo esto España está dejando de ser una democracia para convertirse en una oligarquía de partidos en la que los dos grandes partidos se han repartido el poder. La partitocracia no sólo se ha instalado en todas y cada una de las instituciones, sino que ha llegado incluso hasta las mismísimas universidades. No somos capaces de hacernos a la idea de que hasta qué punto el discurso de los partidos marca la vida cotidiana de nuestro país. Y por supuesto, esto  se está viendo reflejado en la crisis política que vivimos actualmente. El más claro ejemplo de esta oligarquía es el sistema de selección de élites o, lo que se conoce como dedocracia. En esta fórmula, lo importante es la lealtad al partido y al jefe y no el hecho de tener la capacidad intelectual y profesional necesaria para un puesto de trabajo. ¿Me puede decir alguien por qué tenemos una ministra de sanidad que ha estudiado Ciencias Sociales y Sociología?. Experiencia en el sector sanitario: cero. Ni siquiera es médico o gestora.  Prefiero no hacer ningún comentario sobre su predecesora, la “gran” Leire Pajín. ¿ Esta mujer ha estudiado alguna carrera relacionada con la sanidad? . No. Su experiencia en el sector también es nula. De verdad, ¿cómo podemos pretender que estas dos mujeres realicen la gran reforma que la sanidad necesita?. Hemos tenido dos ministras cuya diferencia ha sido el color del partido porque la incompetencia es la misma. Así nos va.

Y de esta situación de crisis económica y social tan vergonzosa, ¿cuáles son las consecuencias?. Pues bien, Durao Barroso ya enumeró una de ellas: “El nacionalismo es el precio que paga Europa cuando los inocentes pagan la crisis”. Correcto, el nacionalismo, y en este caso el nacionalismo catalán. El pasado mes de septiembre, el señor Mas decidió unirse a la moda independentista y convocó unas elecciones para noviembre. A pesar de no haber conseguido la mayoría absoluta que buscaba, el proyecto soberanista continúa avanzando con un referéndum ilegal sobre la independencia. Entre los muchos argumentos que defienden con uñas y dientes, los independentistas afirman que son una potencia económica expoliada y reprimida por España. El señor Mas da por hecho que tras la independencia se convertirían automáticamente en un Estado europeo. Pero cuando Europa le desmiente y le advierten de que salir de Europa es una temeridad completa, él afirma “tenemos que ser valientes”. Y yo me pregunto, ¿es de valientes tirarse a un precipicio y hundir a Cataluña?. Por supuesto, el señor Mas también apela a un supuesto “derecho a decidir” y a la voluntad de un pueblo. Me pregunto qué clase de “derecho a decir” es aquel que sólo se aplica para decidir sobre la independencia y no para decidir el resto de asuntos, como los impuestos o los recortes. 




En fin, las urnas ya mostraron que la nueva oleada separatista no está apoyada ni mucho menos por la gran  mayoría de los catalanes. Se trata de un nacionalismo manipulador que ha encontrado en España el chivo espiatorio perfecto. Un nacionalismo que cada vez más se está basando en el odio y el rechazo hacia el resto de España y hacia todo lo que no sea independentista. Esto, lo único que está consiguiendo en Cataluña, es enfrentar a una sociedad heterogénea cada vez más dividida y fraccionada. Este nuevo proceso soberanista rompe completamente con los principios de fraternidad y unión de la transición y de la Constitución. Un proceso que amenaza más que nunca la estabilidad económica, política y social de España.

Sin embargo, España no sólo vive una crisis política, social y económica, también una crisis de valores. Nos encontramos ante una sociedad que ha perdido el rumbo, que no sabe ni adónde va ni lo que quiere. Una sociedad que vive sumergida en el más profundo nihilismo, en el que ya no tiene nada en lo que creer. Una ciudadanía que hasta hace poco estaba anestesiada y que ahora parece despertar. El problema es que se trata de un pueblo  homogéneo en lo que se refiere a la decepción política y económica, pero muy heterogéneo en lo que respecta a las salidas de esta situación. Muchos proponen un cambio hacia la III República, a diferencia de aquellos que prefieren la monarquía Borbón; otros defienden el federalismo como solución; otros tantos prefieren estar como estamos y aguantar el chaparrón; los hay que directamente no saben ni lo que quieren;  y hay muchos que incluso reniegan de la política. Esta confusión y discrepancia amenaza con hundir y dividir España. Lo que sí parece claro es que es necesaria una regeneración política y social del país. El problema es que si esa renovación la tienen que llevar a cabo los políticos de hoy en día, ya podemos echarnos a temblar.



En fin, probablemente si Valle Inclán despertara volvería decir aquella famosa frase: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”. Qué gran verdad. Parece que no hayamos cambiado. Desde luego, continuamos siendo un país esperpéntico. Ahora muchos quieren impulsar un cambio de Constitución y una regeneración  profunda  del país. Espero que cuando eso ocurra no tenga repetir las palabras de Ortega y Gasset sobre la II República: “No, no era esto”.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El pequeñajo se hace mayor

Hace 5 años, en un día como hoy,  mi primito Héctor decidió salir al mundo. Apenas pesaba 3 kilos y no medía más que mi antebrazo. Una auténtica bolita con los ojos cerrados que dormía durante todo el día. Poco a poco le he visto crecer. De hecho, estuve presente cuando dio sus primeros pasos. ¡Nisiquiera él se lo creía! Su pasión era la música(su padre es músico contrabajista profesional). Recuerdo que nos hacía sentarnos en fila, cogía el bastón de mi padre como si fuera un contrabajo y se ponía a mover dedos y las manos. Al final del concierto, nos hacía levantarnos y aplaudir. Era impresionante, tenía la música en la sangre, al igual que su padre. 

Hoy ha cumplido 5 años y ha crecido mucho. Ya va al cole con sus amigos. Cuando vuelve de clase, me cuenta lo que ha hecho con su profesora Raquel, con Reme,... Ahora, su mayor pasión es el fútbol y sus juguetes. Tiene cientos de pelotas y muñecos de fútbol. ¡Hay que ver lo fuerte que chuta! Es muy bueno jugando. Todas la tardes, ya sea con su tía Lucila, con su padre o conmigo; baja a echar un partido de fútbol. Él es Messi o Torres, según le venga. 

¡Es monísimo! Un niño feliz y contento. A diferencia que el resto de mis primos, a él lo veo a diario. Y más ahora por lo ocurrido en mi familia. Cuando no está su padre, pasa el día con nosotros. Personalmente, yo ya me he acostumbrado a verlo sonreír y jugar todos los días en el salón de mi casa. Para mí ya es como un hermano y le quiero como tal.